La generosidad de la gente casi siempre me abruma, quedar en Villamiel a las cinco de la tarde a finales de junio, no es aparentemente uno de los mejores planes, de nos ser que vayas a darte un chapuzón a su piscina, pero viendo la ilusión en las miradas, la complicidad entre compañeras, la alegría de compartir este momento, la admiración entre unos y otros, no me queda mas remedio que decir, muchísimas gracias por dejarme compartir con vosotras y vosotros este momento y formar parte de este proyecto que cada vez nos está uniendo mas, porque tengo claro que nuestra sierra no es solo especial por sus pueblos, paisajes, ríos de aguas cristalinas y senderos mágicos, lo es sobre todo por sus gentes.