Raúl Colan llegó a España hace ya nueve años, después de viajar por todo el mundo como cocinero en un barco de cruceros.
Conoció Madrid y se enamoró de ella, es urbanita por naturaleza, le encanta el asfalto, la gente en la calle y sobre todo, lo que más le gusta son los fogones. Encontró un buen trabajo en Madrid de cocinero, pero tenía tanta presión en la cocina que acabó perdiendo momentáneamente ese filón con la cocina. Decidió que tenía que cambiar de vida, que no podía seguir así.
En el 2010 una oferta de trabajo le trajo a tierras extremeñas, no sabía ni donde se encontraba, pero llegó un 3 de junio en autobús.
Conoció a su pareja hace unos años, en una San Buenaventura, y desde entonces no se han separado. Confiesa que son muy diferentes, pero que eso les hace complementarse muy bien.
Ahora vive en Villamiel, no hay tanto edificios como a el le gustaría, ni tanto asfalto, pero vive feliz al lado de pareja.
Regentan la casa rural de La Boada, y por supuesto el deleita a sus huéspedes con sus recetas, mezclando ingredientes de la sierra con tradición e innovación.
El tiene una filosofía «Surgir y crear más, nunca estancarte en lo poco que tienes, si tu tienes potencial, tienes que mostrarlo».
Llegamos a su casa bastante temprano, apenas habían sonado las nueve campanadas. El fresquito de la mañana y de Villamil nos daba un poco de respiro después de una calurosa noche, nos recibe como siempre, cariñoso y sonriente. Cuando se abre la puerta los aromas de su cocina nos atrapan.
De estas tierras lo que más le gusta es la tranquilidad enorme con la que puede estar en plenitud con lo que siente uno mismo, sintiéndose libre y poder estar donde uno quiere estar.
Me dice que continuamente hace cursos de cocina, eso le fortaleza y aprende técnicas nuevas.
Su lugar favorito para perderse en Villamiel es por el sendero que va a San Martín, que puse en esta otra entrada.
Todas las semanas se comunica con su familia, aún no han venido a verle aquí, pero seguro que pronto lo conseguirán. Se nota que tiene muy buena relación con ellos y cuando habla se le iluminan los ojitos. Le encanta preparar platos típicos de su tierra, pero a veces encontrar la materia prima para ello es un poco complicado.
Si queréis encontrarle podeis visitar su casa rural, seguro que os prepararán unos platos deliciosos.
