«Los minutos pasan lentos,
el sol de invierno calienta nuestra piel
entumecida después de tanto tiempo,
entre las paredes blancas.
La luz ciega el horizonte
y los destellos del agua quieta,
dan brillo a nuestros sueños que vuelan libres
acompañados por el canto de los pájaros.»
No se de quién es esta charca, ni tan siquiera se si se puede entrar ahora a visitarla. Hace un tiempo, cuando Leonor era pequeña caminábamos muchas tardes en busca de su silencio.
El otro día fuimos los tres, disfrutamos del sol, de una pieza de fruta, del canto de los pájaros cercanos y de la hierva fresca. Disfrutamos de la vida…