Las piedras en paredes, suelos y ventanas, mantienen entre sus poros todos los recuerdos del pasado, los pensamientos que volaron libres en las eternas noches de verano iluminadas con velas, y el olor a tierra mojada de alguna tormenta lejana.
Los pétalos de rosas secas caídas en el suelo susurran una canción lejana en el tiempo que recuerda tu nombre, y escondida tras una pequeña ventana rodeada de cal blanca, me miras correr descalza, haciéndole sentir a las piedras que siguen vivas con el calor de mi cuerpo.