«Comenzamos el camino en silencio,
descubriendo el estallido de la primavera,
colores vibrantes que atrapan nuestros ojos,
mientras tu mirada salvaje se escapa
corriendo mas allá de la sierra que marca nuestro horizonte.»
Hay carreteras en las que puedes caminar despacio, en las que merece parar cada vez que es posible y contemplar los horizontes que se enfrentan a nosotros por todos los lados.
Esta carretera, que no es muy transitada, en la que te saludan al pasar las personas que te encuentres como si te conocieran, une dos pueblos a los que pertenezco, Cilleros que es el pueblo de los veranos de mi infancia, y de las raíces de mi vida y Perales, el pueblo al que me escapo cada vez que quiero soñar, y en el que he puesto la energía de mi futuro.
Es un sendero de unión asfaltado por el que podemos soñar.