Josefina me cita en su casa, no hay mejor sitio donde ver sus acuarelas.
Descubro sus colores, son como ella, suaves, alegres, colores naturales que te transmiten su interior, lineas sencillas, naturales.
Está relajada y charlamos sobre lo que ha significado para ella descubrir el mundo de los pinceles, mezclar colores, encontrar armonías y formas deseadas, es muy exigente y eso es bueno para los resultados, y para su satisfacción al ver una obra terminada.
Recuerdo que hace ya muchos años también contemplé a su madre pintando, con la misma pasión con la que ahora ella transmite.
Hablamos también de trabajos de otras personan que inundan su pasillo, es una auténtica galería, y cada cuadro tiene su historia, que es contada con cariño.
Ha donado algunos de ellos para causas sociales, porque el placer va más allá del momento de creación, también está en compartir y cuando lo haces con algo artístico la vida de todos es mucho más bonita.
…y todo comenzó con un petirrojo…
Aprovechamos esta maravillosa mañana soleada de febrero para caminar por un sendero que ella recorre a veces descalza, nos lleva a llamar a golpe de rama de un enorme sauce llorón a la madre naturaleza.
Este es un poema que ha creado Josefina :
IRISADA
El abismo estimulante
del papel blanco…
el atrevimiento de lanzarme
impaciente con mis suaves lanzas…
la sorpresa del color, en
las pupilas, chorreante…
la alegría derramada
aún húmeda,
ahí quedo satisfecha, a veces…
Todo fue, todo es el sueño
de una niña anhelando
sacarse los colores que la habitan.
